Cortázar, Rayuela, San Lorenzo o Boca


07 de noviembre de 2023

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por Ariel Scher

Están los que esperan un Boca-San Lorenzo con las venas hirviendo de ansiedad mientras la camiseta de San Lorenzo les envuelve el cuerpo entero. Están los que esperan un Boca-San Lorenzo con los dientes en temblor y la bandera de Boca aferrada con cada yema de cada dedo. Están los que esperan un Boca-San Lorenzo como una sesión de meditación o como una tarde en la plaza, mucho más que tranquilos, atentos a un cielo o a un derrumbe muy ajenos. Y está ella, experta en Boca y experta en San Lorenzo, preocupada y empecinada, que siempre espera ese partido con un ejemplar de Rayuela en la mano.

Ella, con un ejemplar de Rayuela y con una certeza: el asombro mayor de la historia larguísima que comparten San Lorenzo y Boca no reside ni en los cuatro goles del Bambino Veira en 1967 ni en los tres de Palermo en el 2006. Ni en ningún partido. Ni en ningún hincha. Ni en ningún estadio. El asombro mayor habita en la obra entre las obras de Cortázar.

Ella, con un ejemplar de Rayuela y con una pregunta. Una pregunta que le hace a muchas y a muchos: ¿por qué?
¿Por qué Cortázar, en Rayuela, en el capítulo 3, elige -él, Cortazar, ¡Cortázar! insiste ella- un contraste futbolero, un único contraste, y escribe -sí, sí, lo escribe Cortázar- "San Lorenzo o Boca Juniors"?

Ella no duda. Así lo dejó registrado Cortázar y así se lee en las infinitas ediciones de ese libro: "En un punto dado nacía el callo, la esclerosis, la definición: o negro o blanco, radical o conservador, homosexual o heterosexual, figurativo o abstracto, San Lorenzo o Boca Juniors, carne o verduras, los negocios o la poesía".

Ella, que sabe cuántos penales convirtió el tucumano Albrecht, cuántos pases más que perfectos distribuyó Riquelme, cuánta gambetas esparció Rojitas en la Bombonera, cuántas alegrías sembró en Boedo el Pipi Romagnoli. Ella, está claro, una especialista, repite la pregunta en la inminencia de cada Boca-San Lorenzo o San Lorenzo-Boca: ¿Por qué Cortázar se inclinó por esa opción?, ¿por qué "San Lorenzo o Boca Juniors"?

Ella lo argumenta como experta en San Lorenzo, como experta en Boca y como experta en Rayuela: ¿Por qué no "San Lorenzo o Huracán"? ¿Por qué no "River Plate o Boca Juniors"? ¿Por qué no "Chacarita o Atlanta" si Chacarita, al cabo, figura en el capítulo 42 de Rayuela? ¿Por qué no "Ferro o Vélez" si, en definitiva, también Ferro ("Ferrocarril Oeste" para Cortázar) también es mencionado en el capítulo 42? ¿Por qué no Colegiales contra el rival que sea si en Colegiales jugó Traveler, otro personaje de Rayuela, según consta en el capítulo 37? ¿O por qué no el Club de la Serpiente, que es el club más original de todos los clubes que aparecen en Rayuela?

Ella, en torno de Boca-San Lorenzo, pregunta y pregunta. Y no encuentra respuestas.

Eso que las busca. Busca -como buscó en montones de ocasiones previas- si abunda San Lorenzo en Rayuela, pero San Lorenzo sólo vuelve en el capítulo 53: "Porque a veces había rachas, como el año que había ganado San Lorenzo (¿qué año era? Remorino no se acordaba, pero era el año que San Lorenzo había hecho capote)". Busca si sobrevuela más Boca en Rayuela, pero Boca apenas regresa en el capítulo 41: "Y todavía menos con los altibajos de Boca Juniors".

Desde luego, ahí no surge explicación.

Ella, con el entrevero Boca-San Lorenzo en el horizonte y sin separarse de Rayuela, no se agota en esa indagación. Va por más. Ve rastros de San Lorenzo en el Cortázar de "Tango de vuelta" ("Carlitos subiendo con el pato y Simón me dijo que él es de River, qué macana, mamá, yo soy de San Lorenzo"), de "Los gatos" ("Y Rolando le hablaba del triunfo de San Lorenzo en Lima, cuatro a uno y qué paseo, viejo, qué paseo padre"), de Libro de Manuel ("porque a mí los entusiasmos de San Lorenzo o de Nicolino Locche"). Y Libro de Manuel, además, le aporta Boca ("Si extrapolás podrían invitar a todos los de Boca o de River a mandarse el Terry Riley un domingo de tarde, repartiéndoles unas quenitas y otra cornamusas fáciles y baratas"). Tanto Boca como Los Premios, la novela en la que el Pelusa analiza "las razones por las cuales Boca Juniors tenía que hacer capote en el campeonato".

Conclusión: nada.

O no, no es exacto decir nada. Hay suficiente evidencia de que Boca y San Lorenzo tienen sitio en las páginas de Cortázar. Y, al mismo tiempo, esa evidencia no esclarece por qué, en Rayuela, nada menos que en Rayuela, escoge "San Lorenzo o Boca Juniors".

Ella, de nuevo frente a la dualidad Boca-San Lorenzo, de nuevo con su ejemplar de Rayuela, no disimula el conflicto.

Alguien no puede resistir que ella sea prisionera de tanta incertidumbre consecutiva y ensaya dejarla en paz con una contestación única y famosa: Cortázar pone "San Lorenzo o Boca Juniors" porque sí, porque no necesita un por qué, porque ni comprende ni le importa nada de fútbol.

Ella, tierna, generosa, plena de buena voluntad, agradece, pero considera que se trata de una respuesta insuficiente.

Y ofrece otra. Que no le resuelve el enigma, pero le permite dos cosas: seguir pensando sobre Boca-San Lorenzo y seguir teniendo su ejemplar de Rayuela entre las manos.

Esta respuesta: con Cortázar, todo es posible.

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