Deck, el talento escondido en Colonia Dora que llega a la NBA


15 de abril de 2021

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por Roberto Parrottino

Una foto que es un documento histórico. La historia del pibe Gabriel Deck, nacido en Santiago del Estero y que jugará en Oklahoma City Thunder de la NBA, la liga más poderosa del básquet mundial.

La foto que ahora es un documento histórico: la cuna de los sueños del Tortu.

En Colonia Dora, un paraje de menos de cuatro mil habitantes, a 166 kilómetros de Santiago del Estero capital, Gabriel Deck juega al básquet en un campito de tierra, en el fondo de su casa. Tiene 12 años y la camiseta Nº 20 de San Antonio Spurs puesta, la de Manu Ginóbili. Encesta la pelota en un aro casero: un volante de tractor amurado a un tablero de madera en un palo sacado de una cancha de fútbol, un engaño a las carencias de Carlos, su padre. Ahí, los partidos son de dos contra dos. No importan los 40º a la sombra. Sí respetar la hora de la siesta. Deck también juega en la cancha de baldosas del club Mitre, de su barrio, el 7 de Abril. Y de lunes a viernes camina los cuatro kilómetros que separan su casa de la escuela pública Nº 731. Hasta que un día, Paola Aguilar, la profesora de Educación Física, ve lo que nadie ve: sus condiciones, su capacidad esponja para absorber y aprender. Una pregunta de Aguilar le cambiará la vida a Deck.

-Gabi, ¿no querés ir a jugar a Quimsa? Te puedo ayudar.

A los 26 años, ahora, Gabriel Deck jugará en Oklahoma City Thunder de la NBA, la liga más poderosa del básquet mundial. Pero primero tuvo que dejar su casa a los 13 para vivir en Santiago y jugar en Quimsa, con el que salió campeón de la Liga Nacional 2014/15. Y después pasar a San Lorenzo, con el que ganó dos Liga Nacional (2016/17 y 2017/18) y la Liga de las Américas 2018, antes de partir al Real Madrid, en el que jugó tres temporadas y también ganó la Liga ACB 2018/19. Capacidad atlética, brazos largos, inteligencia, el alero de 1.98 metros pasó horas después de los entrenamientos en Quimsa sentado en una silla y tirándole al aro. No soñaba con la NBA, pero lo venían mirando de cerca.

-¿Quién es el 14?

Desde la platea, Kobe Bryant mira junto a Ginóbili la semifinal Argentina-Francia del Mundial de China 2019. Y le desliza la pregunta a Manu, ya retirado, que acompañaba a la selección. Argentina le ganaría 80-66 a Francia y sería el subcampeón de España. El 14 era Deck.

“Kobe no conocía los nombres, pero me preguntaba todo sobre las decisiones de los entrenadores y las características de algunos jugadores argentinos. Quedó enamorado de él. Y se lo conté después: que Kobe se había vuelto su fan y que se lo quería llevar a los Lakers”. Después del partido, Kobe Bryant se acercó a estrecharle la mano a Deck. Le dijo, bromeó Deck, que quería conocer Colonia Dora. Cuatro meses más tarde, Kobe Bryant, uno de los mejores basquetbolistas en la historia de la NBA, moriría en un accidente a bordo de un helicóptero en Estados Unidos.

Los primeros partidos de Deck serán claves en su futuro en Oklahoma City Thunder. El contrato, según periodistas especializados en la NBA, abarca lo que resta de la temporada 2020/21, a cambio de 4 millones de dólares (la mitad sirvió para pagar la cláusula de salida del Real Madrid), y se extiende con la opción a ejecutar por la franquicia a tres temporadas más por 11 millones. Oklahoma City Thunder se encuentra en plena reconstrucción, detrás del objetivo de potenciar a la mayoría de los jóvenes talentos (el Thunder promedia 22,2 años). Deck, uno de los peores pagos en el Real Madrid, aceptó el desafío. Tendrá minutos en un equipo sin aspiraciones a clasificar a los playoffs: el Thunder está penúltimo en la Conferencia Oeste con un récord de 20 triunfos y 35 derrotas.

Deck será el decimocuarto argentino en jugar en la NBA. Antes lo hicieron Rubén Wolkowyski, Juan Ignacio Sánchez, Ginóbili, Carlos Delfino, Andrés Nocioni, Fabricio Oberto, Walter Herrmann, Luis Scola, Pablo Prigioni, Nicolás Laprovittola, Nicolás Brussino y Patricio Garino. Y desde el año pasado está Facundo Campazzo, en Denver Nuggets. Campazzo y Deck fueron compañeros en el Real Madrid. En el último Draft -sistema en el que las franquicias, en orden inverso a las posiciones finales, incorporan jugadores menores de 23 años- fue elegido Leandro Bolmaro (Barcelona) por Minnesota Timberwolves, equipo que tiene como asistente técnico a Prigioni. Son las marcas que dejó el básquet argentino en Estados Unidos, el salto de calidad de la Generación Dorada.

“Hay que valorar lo que es el básquet argentino en su totalidad. Si Gabriel Deck pasó desde Colonia Dora a Quimsa y ahí empezó su camino, significa que nosotros podemos tener talentos escondidos en cualquier punto del país”, dice Silvio Santander, actual entrenador de San Lorenzo en la Liga Nacional, asistente técnico de la selección argentina, y primer DT de Deck en Quimsa. Y aporta: “Con él entendí algo difícil de explicar: el amor de un entrenador a un jugador. Me lo hizo ver mucho más él, porque yo no soy muy demostrativo, ni siquiera con mis hijos. Pero con Gabriel es fuerte. Cuando lo tenés para trabajar te da tantas cosas que es difícil no quererlo. Él da y después pide. Juega sin balón, defiende muy bien, toma los rebotes, corre el campo como nadie, tiene el tiro cada vez mejor, y siempre suma. Por eso no me sorprende a dónde llegó ahora”.

El recorrido de Deck certificó que las cartas no vienen marcadas. Trabajó en los campos de alfalfa y limpió micros de larga distancia, ya que su padre era chofer. Y él no olvida: en Colonia Dora fundó el comedor 7 de Abril, donde ayudan a los chicos con las comidas diarias básicas. “La calle me ha enseñado mucho: el respeto, la amistad, la importancia de portarse bien, porque en la calle no te podés hacer el loco. Además, no le tengo miedo a nada. Me fui de mi casa y me ha costado, pero miedo, nunca. Irme de Colonia Dora a Santiago capital fue el sacrificio más grande que hice en mi vida”, dijo una vez Deck, que siempre está volviendo para ir a pescar al Río Salado, comer asados y guisos, escuchar en vivo una guaracha santiagueña. Aunque parezca callado, sus compañeros resaltan la calma interior de Deck. Y una frase que desarticula a propios y extraños en el deporte de élite: “Esto es básquet, chango”.
 

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