La Selección, Walsh y Guardiola


22 de marzo de 2022

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por Ariel Scher

Matías Manna, el cerebro del cuerpo técnico de Scaloni. El analista de videos de la selección, los nexos con Pep Guardiola y Rodolfo Walsh.


 
Existen grupos que saben todo sobre la Selección Argentina. Existen grupos que saben todo sobre Pep Guardiola. Existen grupos que saben todo sobre Rodolfo Walsh.

Pero no existe un grupo que sepa todo el eslabón extraordinario que encadena a la Selección Argentina con Pep Guardiola y con Rodolfo Walsh.

Y ese grupo debiera existir.

Habrá quienes arriesguen que la existencia del grupo se justifica porque, como detectó el portal platense Info Blanco sobre Negro en marzo de 2019, Walsh fue socio de Estudiantes de La Plata para ejercer su pasión y su saber de ajedrecista, una pasión y un saber que, por ejemplo, impregnan sus cuentos "El ajedrez y los dioses" y "Zugzwang". Y que, entre los socios de Estudiantes que celebraron el hallazgo, estaba Alejandro Sabella, subcampeón mundial como entrenador de la Selección Argentina en el Mundial de 2014 y también entrenador del Estudiantes que, en la final del Mundial de Clubes de 2009, puso en aprietos al Barcelona campeón que dirigía, claro, Guardiola.

Estaría muy bien crear un grupo para esa sucesión de nexos (con sesiones de lectura, entre otros libros, de "Estudiantes-Barcelona. Cuando se enfrentó al mejor de la historia", de Nicolás Sotomayor), pero todavía hay una razón mejor.

Habrá quienes calculen que un vínculo así, entre tres componentes tan relevantes, exige perdurar mucho más enmascarado y, en consecuencia, especulen que su misterioso origen devendría de que Walsh, en su extraordinario cuento "Los oficios terrestres", construye el mejor gol de chilena de la literatura mundial: "Por la tarde, tras el forzado descanso que el festín impuso, hubo un partido de fútbol en que los dos equipos batallaron fieramente por quedar grabados en el corazón de las Damas, especialmente Gunning, que treinta años más tarde sigue figurando en zonas de la antigua memoria, recortando el oro a la luz de un sol largamente ido, en ese momento único de la chilena que dio a su equipo un aullante triunfo: las piernas en el aire, la cabeza casi rozando el suelo, el botín izquierdo disparando hacia atrás aquel tiro tremendo que entró silbando entre los postes enemigos". Algunos rankings de los más notables goles de chilena no consignan en el primer puesto al de Gunning sino a uno de Lisandro López para Racing frente a Independiente, el mismo Lisandro López que en un partido de la Selección Argentina frente a Hungría salió del campo para que debutara Lionel Messi, justo Lionel Messi, el jugador icónico del Barcelona mágico de, por supuesto, Guardiola. Es una bonita historia de asociaciones pero suena forzada, al menos, para crear un grupo. Ni siquiera incorporando que Walsh, de nuevo, refiere a una chilena en un manuscrito de 1965 en el que entrelaza los nombres de Roberto Cherro, crack de Boca, y de Bernabé Ferreyra, crack de River, y el de Juan Botasso, arquero surgido en Argentino de Quilmes y protagonista del primer Mundial de fútbol en 1930.

O sea que para definir como necesaria la generación de un grupo dedicado a la relación entre la Selección Argentina, Walsh y Guardiola corresponde localizar otro argumento.

Ese argumento está.

Acá está:

Cuando certificó que sus piernas de excelente mediocentro empezaban a impedirle la continuidad de la excelencia, Guardiola debatió con su conciencia si lo entusiasmaba ser entrenador. Vale la pena debatir con la conciencia pero hay ocasiones en las que no alcanza. Así que buscó interlocutores. Eligió dos notorios: Marcelo Bielsa y César Luis Menotti. Y, en 2006, los vino a oír en la Argentina. La pasó fenómeno, quizás tanto como en la charla con su tercer interlocutor. Alguien menos famoso. Y muy valioso: Matías Manna.

Oriundo de la santafesina ciudad de San Vicente, licenciado en Periodismo por la Universidad de Rosario y doctorado en Comunicación Digital, Manna se fascinó con Guardiola en la mitad de los noventa, cuando aún carecía de esos títulos, y edificó un blog más que novedoso: Paradigma Guardiola. El eje de ese medio consistía en desmenuzar al fútbol analizándolo desde el modelo de juego que Pep representaba, la consumación de las ideas que, como nadie, había enarbolado el gran Johan Cruyff. Con contenidos originales y meticulosos, Paradigma Guardiola suscitó asombros y lectores. Un asombrado y un lector fue el propio Guardiola. Eso explica que su trinomio determinante en el periplo a la Argentina lo integraran Menotti, Bielsa y Manna.

En su condición de devoto de los libros y como conocedor de que el hombre que ya no era mediocentro y se iba volviendo DT disfrutaba de una devoción idéntica, Manna cerró aquel encuentro con dos libros como obsequios. Uno, muy futbolero, estaba ligado a aquel itinerario: "Lo suficientemente loco", un trabajo sobre Bielsa del periodista Ariel Senosiain. El otro pesaba por su solo nombre: "Operación Masacre". Deslumbrante Walsh.

"Operación Masacre" es señalada, con amplios fundamentos por muchos analistas y por muchísimo público cautivado por sus páginas, como una obra cumbre del periodismo, como el acto fundacional de la novela de no ficción, como una investigación maestra (que tiene su llavero inicial con Walsh jugando, en La Plata, al ajedrez), como un documento entre los documentos sobre los horrores persistentes y sobre las justicias pendientes. Saca de cualquier pretensión de ocultamiento a los fusilamientos clandestinos del 9 de junio de 1956 ejecutados por fuerzas represivas en el contexto de la dictadura inaugurada el año anterior. Cierto que, para ser una generosidad de un experto en fútbol hacia otro experto en fútbol, ese libro posee poquito fútbol: una línea sobre un San Lorenzo-Huracán, otra sobre la vestimenta de un equipo de aficionados. Lo que despliega es un afincamiento algo mayor en el boxeo por la coincidencia de la masacre con el atractivo de masas que implica la pelea entre el argentino Eduardo Lausse y el chileno Humberto Loayza en el Luna Park.

¿Lo leería Guardiola?

Lo leyó.

"Imagino que él inventó la palabra coraje y, si no lo hizo, al menos la llevó a los altares, la dignificó", soltó, impactado, cuando acabó su viaje por ese recorrido impecable sobre el espanto y sobre la impunidad. Un recorrido plasmado con la narrativa rigurosa, al pecho, certera de Walsh. Se dio cuenta Pep: "Fue un placer leerlo. Me lo comí en nada. Te agarra y no te suelta más".

Bueno, ahí está, ante los ojos, evidente: el nudo que une a Guardiola con Walsh y a Walsh con Guardiola.

Y, también, a la Selección Argentina.

Porque en la Selección Argentina trabaja Manna. Es el videoanalista del cuerpo técnico que encabeza Lionel Scaloni. Con la curiosidad invicta de sus primeras épocas, hace rato que ocupa un sitio entre los especialistas más destacados en el mundo y ya hizo esa labor con Jorge Sampaoli en Chile y en Argentina, con Bielsa en Chile y con muchos otros directores técnicos. Encima puede contar que aquel blog joven, ese "Paradigma Guardiola" de las sorpresas, se tornó libro, con una edición en la que funge de prologuista David Trueba, el periodista y cineasta amigo de Pep que lo acompañó a la Argentina en el tiempo de charlar con Bielsa, con Menotti y con Manna para definir su porvenir.

Ni dudarlo: si hay gente que sabe todo sobre la Selección Argentina, y hay gente que sabe todo sobre Pep Guardiola y hay gente que sabe todo sobre Rodolfo Walsh, también cobra sentido que haya gente que sepa todo sobre la Selección Argentina, Guardiola y Walsh. Flor de grupo ese.

El 25 de marzo de 1977 a Walsh lo capturó una de las patotas asesinas de la última dictadura. Desde entonces, es uno de 30.000. Y para siempre es memoria, es verdad y es justicia. Para siempre, siempre para siempre, incluye al 25 de marzo de 2022, exactos 45 años después, precisamente en la jornada en la que la Selección Argentina enfrenta a Venezuela por las Eliminatorias. En el banco de suplentes, a un costadito de la cancha, como miembro del núcleo técnico que orienta al equipo, seguro que Matías Manna palpita atento a cada cuestión subyugante del fútbol. Aunque no sólo eso. También memoria, también verdad, también justicia, debe andar pensando a quién le regala el próximo ejemplar de "Operación Masacre".

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